Por José Barraza Molina, periodista científico.
Para los científicos chilenos residentes en el exterior era motivo de gran preocupación la situación que se vivía en la ciencia chilena a causa del golpe de Estado de 1973. Una enorme diáspora de intelectuales en exilio, unida a la juventud de la investigación matemática chilena, dejaba al país en desmedrada situación en su interior.
Promoviendo la solidaridad entre científicos, Rebolledo junto a destacados científicos franceses fundó en Paris la Asociación Ciencia-Chile (Sciences-Chili). Entre sus fundadores se encontraba una variada gama de especialistas: Alfred Kastler (Premio Nobel de Física, 1966), Roger Godement, Laurent Schwartz, Jacques Neveu, Didier Dacunha-Castelle, Marie Duflo, Jean Bretagnolle, Jacques Azéma, Jean-Pierre Kahane, entre muchos otros. La asociación tenía por fin preocuparse del respeto a los Derechos Humanos y la promoción de la ciencia chilena ayudando a jóvenes estudiantes a proseguir sus estudios. Pero, a juicio de muchos, era necesario un mayor compromiso con la ciencia al interior de Chile y la idea del retorno al país se instaló con fuerza entre científicos ya formados.
Así, Rebolledo formó parte de quienes habiendo alcanzado ya una respetable posición académica en una universidad extranjera, decidieron volver al país, aceptando los riesgos del momento para ayudar a relanzar la investigación científica nacional. Rebolledo regresó definitivamente a Chile en agosto de 1981. Dada la debilitada situación en la que se encontraba la Universidad de Chile, su alma mater, no fue posible que él retomara la posición que antes había tenido en la Escuela de Ingeniería de esa casa de estudios. Por tanto, el Profesor Rolando Chuaqui, que en ese momento dirigía el Instituto de Matemáticas de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), lo invitó a instalarse en dicha institución, planteándole además el desafío, junto a jóvenes matemáticos, de dar vida a una Facultad de Matemáticas.
Desde la Dirección de Investigación, asumida en el año 1982, comenzó a colaborar en esa tarea. Al mismo tiempo, comenzó la formación de sus primeros alumnos de doctorado en Chile y creó junto a Guido del Pino la Escuela de Invierno de Probabilidad y Estadística de Santiago (EIPES), evento internacional anual que atrajo a una gran cantidad de científicos de diferentes partes del mundo. Esta escuela, organizada conjuntamente entre la PUC y el Centro Internacional de Enseñanza de la Estadística (CIENES), funcionó regularmente durante quince años, siendo reemplazada luego por la Escuela de Invierno de Análisis Estocástico y Aplicaciones organizada entre la PUC y la Universidad de Valparaíso (UV).